miércoles, 29 de octubre de 2014

El ritmo en el arte: individuación, subjetividad y norma.

La concepción dominante en ámbitos artísticos y académicos del ritmo está dominada por una definición que prioriza aspectos numéricos como la repetición, la duración y la división proporcional del tiempo y los acontecimientos, la sobrevaloración de los aspectos métricos en relación a otros componentes del fenómeno rítmico y un abordaje enmarcado en el modelo estímulo-respuesta, además de una obsoleta teorización mono-disciplinar por la cual se lo piensa como si fuera un fenómeno cuyas características no son comparables en sus manifestaciones en distintas disciplinas. 

Frente a este estado de cosas el resultado de nuestra investigación, llevada adelante en el Departamento de Artes del Movimiento mediante la realización de cuatro Proyectos de Investigación acreditados en IUNA desde el año 2007, muestra que existen otras concepciones del ritmo que no priorizan los aspectos numéricos sino los dinámicos y morfológicos, y que hay conceptos teóricos que permiten manejar estos otros aspectos sin necesidad de recurrir al número, por lo cual es posible reevaluar la importancia de los fenómenos métricos e incluir, conceptualizar y formalizar aspectos que están más allá de éstos. También, frente al modelo estímulo-respuesta se postula la idea de que el ritmo siempre es una acción del sujeto que participa de la experiencia rítmica. Por lo tanto es posible un abordaje multi, inter y transdisciplinario que reconoce fenómenos rítmicos comparables en diferentes disciplinas. Esta concepción dinámico-morfológica tiene profundos efectos en la enseñanza, la interpretación y el análisis del ritmo en el arte.

La primera forma de ver el ritmo está por lo tanto permeada por una concepción normativa, en la cual el ritmo es un modelo al cual el sujeto se debe amoldar, y según la cual el estudio del ritmo en el arte consiste en aprender a realizarlo correctamente. La idea del ritmo que surge de nuestra investigación coloca al sujeto en el centro de la experiencia rítmica como actor y creador, y a ésta experiencia como una manifestación de su subjetividad, su individuación y su realización como individuo en el mundo.